Jueves, mayo 22, 2014 Comentar
revolucionario en las últimas décadas. Auténticos guerrilleros culturales decidieron echarse al monte para reencontrar las fuentes primigenias y, emborrachándose con sus jugos esenciales, empapándose de arriba abajo de formas, usos y costumbres, con paciencia de ratón de biblioteca, trocar todo ese bagaje de siglos en una amalgama valiosa desde la que comenzar a construir algo absolutamente nuevo que, partiendo de la tradición, pudiera conformarse como el folklore hispano del siglo XXI. Eliseo Parra con su Tribus Hispanas (1998) marcó un punto y aparte en esta línea. Pero ya los hermanos Paniagua, y sobre todo el increíble trabajo de Eduardo con Omar Metioui y las impresionantes referencias de música histórica que se han editado en su sello Pneuma, se habían convertido en la piedra filosofal donde apoyarse para hacer palanca y darle un giro a la forma cómo hasta entonces se había enfocado el acercamiento a las músicas de raíz.