Miércoles, enero 29, 2014 Comentar
El manejo de las distancias cortas
La actualidad musical en la Comunidad Valenciana no detiene su cadencia editora, y esta semana el azar ha querido que podamos agrupar varias nuevas entregas que se desenvuelven en la distancia corta del EP (artefacto antes conocido como mini álbum o mini LP). Algunos de ellos sirven como ineludibles tarjetas de presentación, otros como indicativos giros de cara a la facturación de nuevos largos, y otros como devotos tributos en los que se mezclan tanto la admiración por otro artista como la reafirmación de las señas de identidad propias.
El nuevo disco de La Gran Alianza forma parte de este último grupo, por cuanto da continuación a una carrera que se inició con el sólido El acero y la carne (2011), en cuatro canciones que tienen la virtud de reescribir unos breves párrafos de la inabarcable obra de Julio Bustamante desde una perspectiva singular. En primer lugar, porque las elecciones se alejan de lo obvio (dos inéditos y dos rescates de Material Volátil, el disco de Bustamante de 2005) y en segundo lugar porque todas cobran nueva vida en sus manos, cerca del rocoso sonido indie marca de la casa, y que en su caso es más una categorización perfectamente aleatoria que una etiqueta taxativa: el uso del castellano y los giros vocales de Vanessa Prado así lo acreditan. Al fin y al cabo, esta se antoja como la forma más inteligente de rendir pleitesía a un autor últimamente desbordado de homenajes, más aún si tenemos en cuenta que es fruto de una conexión tan reciente como la que se gestó a raíz del concierto tributo que se le dedicó el 25 de mayo de 2012 en Matisse, en el que la banda participó.
+ Info: Leer en el blog de Carlos Pérez de Ziriza