Martes, febrero 18, 2014 2 Comments
Este tema instrumental forma parte del espectáculo ‘Musicografías‘, una serie de imágenes sonoras con las que Carlos Carrasco y Àlvar Carpi, intentamos compartir momentos vividos, evocar emociones o representar plásticamente, con el sonido, un viaje, el mar, un tren…
«En nuestro reino, La Mariola, no había agua corriente, solo un río y una fuente fresca que visitábamos dos veces al día. No había luz eléctrica, y cada noche un adulto te daba un trozo de vela, de tres dedos no más, para leer en la cama; cuando expiraba, se acababa todo. Tampoco había reloj, sólo el tren, que pasaba sobre nuestra casa dos veces al día y avisaba de las cosas importantes; por la mañana, de la hora del baño en la balsa de riego, hasta la comida; por la tarde, de la merienda y el acarreo de agua para la cena. Aquél traqueteo ligero …»
Cierro los ojos y un tropel de colinas, campos labrados con labrador, algún que otro árbol aislado entre los lindes, casas de labor con alguien que entra y sale trajinando, y alguna ruina dispersa corren hacia atrás, veloces, escapando de esa presencia ruidosa y humeante que penetra el paisaje y lo divide…
Vuelvo a cerrarlos y con un chirrido nos detenemos junto a un anden perdido en el lugar ancho y solitario aunque tan poblado aún. Algunos esperan y otros descienden… Después, lentamente, renqueando, volvemos a alejarnos y nos perdemos tras la primera ondulación que obliga a las vías en una curva ancha, tendida hacia la lejanía…
Pero no, no es cierto… Ha sido solo una ensoñación.
Abro los ojos y estoy de nuevo en mi terraza, trabajando un ratito junto a mis tomateras y espliegos, junto a mi higuera, que parece querer morirse antes de regalarme sus higos incipientes.
Ha sido un irse con la música… sin esfuerzo, con solo entornar los párpados.
Carles me ha enviado un vídeo en el que su guitarra y el acompañamiento de Alvar me han subido a un tren, a uno de los de antes, «de cuando entonces», de cuando los trenes eran trenes y el paisaje aún se poblaba de paisanaje.
Gracias Carles Carrasco, gracias a la música que me hace viajar en esta bella mañana sin moverme de mi minúscula isla verde y fragante en la frontera de Ruzafa.
Gracias Lola: me propongo siempre con mi música transmitir imágenes ‘reales’, crear atmósferas que recreen lo que siento, parece que con esta canción me he acercado a la idea. Un placer