Música en directo: el mundo al revés


escenario

Foto: Daniel Vercelli, "Escenario vacío"

La música en directo nos gusta a casi todos. Cuando una banda bien engrasada convence  en un concierto, nos transmite una potente emoción individual que se hace más grande cuando te das cuenta de que hay mucha gente a tu lado con la piel de gallina, como tú. Se puede afirmar que el directo es de las pocas cosas, en la trayectoria actual del músico, que continúa teniendo un valor, ya que los discos, por los precios abusivos y una  educación de quema el pasado y corre, lo están perdiendo a la carrera.

Se paga por asistir a un concierto, y a veces en exceso, aunque eso no justifica que gran parte de los que entran en la red pirateen la música de cualquier artista desde sus ordenadores, sin querer preguntarse si estarán cobrando aquél precio abisivo del concierto, o perjudicando al primero que pillan.

No hay distinción entre grandes y pequeños: piratear es una filosofía bendecida por mucha gente. El gesto viene a ser como el que se encuentra dinero en la calle y se lo queda porque nadie se lo reclama. Pero no es así y en el fondo todos lo sabemos.

Poca gente conoce realmente el trabajo del músico y las relaciones económicas que tiene con las discográficas y editoriales. Se desconoce que el autor de un disco cobra (royalties) en relación al precio de distribución, no al de venta. Más concretamente: de los 15/ 16 Euros que cuesta un disco en la tienda, el autor percibe entre un 6% y un 11% del precio de distribución, que está sobre los 5/ 6 Euros, es decir 60 céntimos. Una miseria.  Además, si se trata de una autoedición, con estos mínimos hay que hacer frente a los gastos de grabación, fabricación, diseños, promoción, horas de ensayo y músicos que difícilmente bajan de los 10.000 euros. ¿Cuántas copias hay que vender para amortizar un lanzamiento? Echad cuentas.

Se entendería pues, que la gente mostrara su descontento con aquellos que se enriquecen a costa de músicos y compradores, pero por muchas vueltas que le damos no acertamos a comprender cómo el usuario final, que es al que más le están tomando el pelo, cargue con desprecio contra el músico o autor en esta guerra desigual.

Pero no acaban ahí las penurias de los músicos. Para acabarlo de arreglar, la mayoría de locales y clubs de directo han ido sumándose uno a uno, provincia a provincia, a la práctica del alquiler de sala. Quiere decir esto que por tocar, el grupo contrae una deuda, de entrada, sin saber si la venta de entradas será suficiente para pagarla y repartirse el resto, o tendrá que rascarse el bolsillo, ya de por sí roto, para pagar este impuesto contra natura. El mundo del revés, pagar para tocar.

Los propietarios de las salas defienden que tienen gastos fijos que cubrir, como técnicos, aparatos, camerino, bebidas, publicidad… y un sinfín de argumentos que la mayor parte de las veces no se sostienen, o son arbitrarios y parciales. La realidad es bien diferente. Te puedes encontrar técnicos que parecen aficionados, equipos viejos ya amortizados, camerinos pequeños e insalubres con media caja de tercios para la banda, y, con un poco de suerte, un cartel  en la entrada con las actuaciones de todo el mes, en el que aparece el nombre de tu grupo en un pequeño rectángulo.

Por supuesto que no siempre es así, a veces hay buenos técnicos, camerinos decentes y gastos que amortizar. Pero todos vamos en el mismo barco y hay que procurar que no se hunda. La fórmula podría ser más razonable y creativa. Se entendería mejor que se cobrara un tanto por cien sobre la recaudación. Si al concierto asiste mucho público, gana todo el mundo; si asiste poco se gana menos, pero se preserva la cadena y se estimula a los grupos noveles a mejorar. Cantera lo llaman en el fútbol. Pero eso esotra guerra. El último que apague la luz.

Carlos Carrasco / Marzo de 2011

7 Comments on “Música en directo: el mundo al revés

  1. Suscribimos íntegramente el texto. Todos tenemos ganas de que cambien de una vez por todas las reglas del juego, porque las discográficas, salas y público se nutren TODOS de lo que hace el artista de turno, pero al final, como siempre, el que más pierde es el músico/banda.

    Ojalá algún día encontremos entre todos la forma más justa de relacionarnos en este mundillo…

  2. Gracias por el artículo… invita, efectivamente, a la reflexión y a la iniciativa de cambio del modus operandi que últimamente se estila en el negocio por parte de cada eslabón del mismo:
    Todas las partes quieren asegurarse un fijo.. hombre claro .. y yo ¡¡¡¡¡¡¡ Y todos estamos pasando por el aro, no sé por qué.. no lo entiendo.
    Dejemos de contratar bolos en salas que exigen fijos, por ejemplo. Lo ideal y más justo para todos es tirar por la opción de porcentajes aplicados a beneficio.
    Si hay público todos ganan, así que todos remaríamos hacia la misma dirección. Lo que no llego a comprender es que todos nos subamos a un barco, y mientas unos reman hacia allá, otros remán hacia acá, luego siempre está el listo que no rema, y por último está el grupo, que le dejan en puerto… vergonzoso.

  3. En el aspecto de los locales y sin entrar en más consideraciones, el músico es un profesional, o como mínimo alguien con el valor suficiente como para subirse a un escenario y entretener al personal por lo que debe cobrar una remuneración pactada por hacer su trabajo. El dueño del garito puede ser un empresario irresponsable, un loco o un ladrón y no entiendo porqué vamos a compartir con él el riesgo de su negocio. Es decir, mientras hayan músicos dispuestos a la actuación por:
    ir practicando, las bebidas, una miseria, el porcentaje o pagando un alquiler por el garito no hay solución.
    El día que el fontanero venga a arreglarme un grifo por un porcentaje sobre el exito o no de su reparación hablamos.

  4. Tienes mucha razón en lo que dices. Realmente el problema es complicado y no hay soluciones mágicas. Esa conciencia de la que hablas es necesaria pero para que cale entre todos creo que hace falta una idea común entre músicos, discográficas y salas… Ya sé que es una quimera, pero prefiero decirlo en voz alta que guardármelo. Gracias por tu comentario, es un buen principio cruzar las ideas.

  5. Creo que debo hacer un comentario sobre este tema, ya que los problemas deben analizarse desde varios puntos de vista, en mi caso el de una sala que programa música en directo.
    Creo que el “mal funcionamiento” es general, y en la gran mayoría de los casos el primer perjudicado es el músico. Discográficas, productoras, editoriales, distribución, y managers (no nos olvidemos de ellos) aunque principalmente su trabajo sea el de valorar al músico muchas veces el resultado acaba siendo completamente el contrario, haciendo mas rentables sus operaciones intermediarias que las del propio músico.
    A mi entender el concepto de sala o local de música en directo (me refiero siempre a locales de poco aforo, conciertos acústicos, etc) eran espacios abiertos a todo músico o artista que quisiera mostrar lo que sabia hacer, un lugar para darse a conocer, no únicamente una cuestión económica.
    Muchos músicos salieron de salas como estas, en las que actuaban para darse a conocer y algún “cazatalentos” apostaba por ellos. Actualmente dudo mucho que los llamados “cazatalentos” salgan de sus despachos para intentar descubrir nuevos artistas, imagino que el concepto se ha convertido en buscar “que es lo que vende” lo buscan, lo promocionan y se llenan el bolsillo, una subida rápida, y una bajada exactamente igual.
    Con todo esto quiero defender la importancia de salas de música en directo como la nuestra, en la que ofrecemos un espacio para que todos los artistas puedan mostrar su música y el publico pueda conocerlos. No existe músico o banda que llene campos de futbol saliendo de las salas de ensayo, por lo tanto creo que salas de este tipo son muy necesarias, no solo para los músicos sino también como referentes culturales para el publico en general.
    Creo, y ya acabo con esto, que los músicos deberían de ser conscientes de lo necesarios que son estos espacios y que no son lugares de lucro, ni para músicos (que deben seguir haciendo camino para ser valorados como tales) ni para programadores o locales de música en directo (que al fin y al cabo los ingresos provienen de las consumiciones del bar).

  6. Hola Pol, tienes razón en lo que dices. Afortunadamente no todas las salas hacen lo mismo y eso hay que valorarlo, y mucho. Hace falta afición para este oficio que no es fácil. A menudo los locales hacen también un gran esfuerzo por hacer música en directo, con los gastos y el lío que supone. Sinceramente creo que los tiempos que corren con la crisis económica es un cultivo perfecto para que el hombre devore al hombre. Siempre ha sido así, por eso está bien que hablemos y reflexionemos entre todos sobre el asunto. Un abrazo.
    Comboi

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *