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Sergio Moreno / Captcha Mag / 25 enero, 2014
Se cumplían 33 años de la edición de uno de los discos más especiales de la música valenciana. Cambrers, de Julio Bustamante, esa joya que se ganó a la crítica allá por el lejano 1981 volvía a ser interpretada en directo en la ciudad que lo parió. El cantautor valenciano, reivindicado ahora por las nuevas generaciones de músicos, contaba con invitados de excepción: sus dos bandas habituales de acompañamiento -los catalanes Fred i Son y los valencianos Los Paisanoas– y La Gran Alianza, que acaban de publicar un recomendable EP de versiones y canciones inéditas del “maestro” -así se refería ayer su líder, Vanessa Prado, al de Marxalenes-.
Bustamante, como si de un juego de niños se tratara, retomó las canciones de su disco de debut en estricto orden… inverso. Quiso interpretar en primer lugar el último tema de aquel álbum, Aigua descendent, con su banda de acompañamiento habitual, Los Paisanoas, en la que militan su hijo, su hermano y otros amigos. Podía parecer al subirse al escenario, con los nervios propios de un debutante al hablar por primera vez al público -llegó a mezclar castellano y valenciano-, que el homenaje le iba a coibir. Pero bueno es Julio Bustamante. Bastó menos de media canción para que saliera a flote ese espíritu de “niño mayor” al que elude el crítico Eduardo Guillot para referirse a él en el documental sobre su vida que ha dirigido Xesc Cabot: el cantante se soltaba, comenzaba a bailar y a dar palmas, como si fuera el más joven de la sala… (+)