Lunes, febrero 6, 2012 Comentar
A nadie le gusta repetirse, sin embargo me veo obligado por las circunstancias a volver sobre el tema de mi último articulo. Hablaba entonces de la Plataforma para el Cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros.(Cies) ; pues bien, por desgracia hoy no tengo más remedio que abordar de nuevo este triste tema.
El pasado viernes 20 de enero, tras haber sido informado pocos días antes, acudí a la calle Colón a protestar frente a la Delegación del Gobierno junto a un centenar de compañeros. De nuevo se trataba de mostrar nuestra oposición a este tipo de centros en los que, hacía menos de un mes, murieron dos seres humanos: un hombre de veintiún años y una mujer de cuarenta y dos., internados en Madrid y Barcelona. Al parecer las causas por las cuales estas dos personas fallecieron están aun pendientes de las respectivas autopsias, pero todos los indicios llevan a pensar en lo que tantas veces se viene reivindicando ante el Ministerio del Interior; y no sólo por medio de la mencionada plataforma sino también por otras asociaciones por los derechos humanos, como es el caso de Cáritas: la abolición inmediata de estos centros: un vergonzoso espejo de la sociedad que compartimos
Desde un principio, como ya informamos, la falta de soporte legal de estos lugares, a todas luces anticonstitucionales, ha sido la causa de todo tipo de calamidades, tanto a causa de la falta de dignidad en el trato a personas que no ha cometido delito alguno, como a la de la ausencia de instalaciones apropiadas, por no hablar de garantías jurídicas. No es de extrañar que bajo estas circunstancias un hombre y una mujer como usted y yo salieran de este mundo por la puerta falsa de la indiferencia desde un lugar que ignora toda humanidad, legalidad y democracia.
Desde luego no será el egoísmo lo que solucione éste y tantos problemas a los que nos enfrentamos. Hasta los animales saben mostrarse solidarios cuando se dan cuenta de que su especie se ve amenazada. No se trata de ver cada falta de justicia como un hecho aislado; es tan sólo la punta de un iceberg: mañana puedes ser tú o alguien de tu entorno. Cuando la libertad es sólo para uso de unos pocos cualquiera puede convertirse en un extraño, un indeseable. De algo ha de servirnos repasar la historia.
© Julio Bustamante (2012)