Lunes, mayo 3, 2010 Comentar
La noche del pasado sábado, 29 mayo, falleció Dennis Hopper a causa del cáncer de próstata que arrastraba hacía unos años. Era el último mohicano, ahora que su compadre Jack Nicholson había echado el freno en lo «políticamente correcto». Del alcohol y otras sustancias ya hacía tiempo que el cuerpo no le aguantaba dispendios.
Para los viejos rockeros como nosotros, fue un tipo con una visión única para adelantarse a su tiempo, y su primer film: «Easy Rider«, toda una declaración de principios que sentó cátedra. A los pobres pardillos imberbes de aquella España en blanco y negro, nos hizo soñar con ese legendario mundo de chicas, drogas, motos y rock n’ roll. Un paraíso tan lejano como inaccesible. Sentados en una butaca de un viejo cine, fuimos transportados hasta aquellas carreteras que jamás pensamos en recorrer ni mucho menos disfrutar en libertad. Aquél film perduró en nuestra memoria como si de un viaje iniciático se tratara.
Su vida real siguió durante años como en el cine, entre tropezones y empujones. Dennis, tal vez fue el único amigo que tuvo James Dean, con el que trabajó en “Rebelde sin causa” y “Gigante” y al que seguimos con admiración. Pudimos disfrutarlo a las órdenes de Coppola interpretando al alucinado fotógrafo de “Apocalypse Now” o al malo malísimo de “Terciopelo azul” con otro loco de atar: David Lynch, por poner tan solo un par de ejemplos de su larga carrera. Dennis Hopper nunca pasó desapercibido. Mantuvo siempre esa mezcla de duro carácter y suave arrogancia que lo hizo único y querido.
Espero que, ahora que ya no le va a perjudicar, eche un trago en la barra de ese bar dónde acuden los que se fueron. Dondequiera que esté.
Por Comboi
