Jueves, marzo 25, 2010 Comentar
Antes de empezar a leer convendría explicar un poco la intención que Fernando y Clara le han querido dar a la traducción. Ante todo han preservado el lenguaje original y respetado al máximo las imágenes poéticas, sin tratar de adecuarlos a nuestra lengua con imágenes y giros equivalentes. Creemos sinceramente que es lo mejor para entender lo que la autora expresa.
NOC ŚWIĘTEGO ANDRZEJA
[on St. Andrew’s Eve]
Soy luz mortecina
en una habitación oscura, pero
¿dónde está ella? –sentada, dentro de
una nube espesa un trueno-
tormenta que se acerca, soy luz
mortecina en la oscuridad
cada minuto mientras sus caballos
se congregan, poderosos y salvajes,
desde las cuatro esquinas del mundo
a la luz de la vela
camina ella
por un campo de maíz
y nos miramos
y besamos…
“Entrega los ojos”, dice ella,
su rostro enjugaba su naturaleza, estar
de pie con mi espalda en el espejo,
probando el impulso en su cabeza
que revela todos los idiomas que
hemos hablado –un haz de luz reflectora
que pasa
un abrigo de la noche,
entre nosotros, para descubrir
ahí mi rostro
estar en la oscuridad, incendiar
dos velas, mirar fijamente en un cuenco
y contemplar tu propio rostro
hasta que se disuelve en el agua quería
yo, ella estaba a punto de decir
qué señales eran, qué señales eran las suyas
-de qué
estaba hecho el lenguaje que ella usaba
en oposición a lo que habría encontrado
ya quemado
en los cielos nublados,
pero ¿no es todo una señal
cuando está oscuro? Gritar
para apresurarse, simplemente
das media vuelta y sales
de la boca del espejo, escrito
en hojas de abedul recordado
y usado algunas veces como una imaginaria
corriente verde, que fluye por
mi cuerpo saliendo por las plantas
de los pies, otra mentira inmaculada, ruido
procedente de caballos que se acercan en lugar
de apaciguar emociones
como la voz del hombre había prometido
en la cinta, todo lo que hizo fue
agitar más sangre en las venas
de la memoria que trae más pequeñas
hojas de un abedul
o álamo verde
y desde su respiración puedo percibir
que no están dormidos
haz tu pregunta y fuera del espejo
vendrá
un denso hirsuto plateado
abrigo de sus caballos
la realidad inmediata fuera el centelleo
que eres tú que no eres tú vendrá
NOTA: «La noche de San Andrés, en Polonia, evoca la tradición del rito ancestral en que las jóvenes adolescentes intentan descubrir el rostro de sus novios secretos en el reflejo del agua’
traducción: Fernando Garcín & Clara Smeaton