Brassens, Cuba y la idea del Sr. Embajador

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La Habana viejaTodo empezó en París en octubre de 2010. Eva Dénia Trio cerraba el prestigioso Festival de Le Parc Brassens del distrito XV, que ese año homenajeaba al poeta, vecino ilustre del barrio hasta su desaparición. Sin lugar a dudas una de las actuaciones más definitivas para el trio. La casualidad quiso que el recién nombrado embajador de Francia en Cuba, Mr. Jean Mendelson,  en un paseo improvisado junto a su esposa, una mujer chilena encantadora como pudimos comprobar posteriormente en la recepción de la Embajada, se toparan por azar con el evento. Cómplices y emocionados, pergeñaron allí mismo el plan. Dieron con el responsable del acto, Mr. Coudert, y éste, por medio de Pierre Schuller les proporcionó el teléfono de Eva. Al día siguiente, al bajar del avión en Barajas, sonó el móvil de Eva. Camille Barnaud, Attachée de Coopération et d’Action Culturelle de la Embajada Francesa en Cuba, al otro lado del aparato saludaba a Eva y le proponía formalmente la idea de Mr. Mendelson: llevarnos a Cuba  con nuestro espectáculo a cargo de la Embajada Francesa. Sonaba de lujo. Eva no dudó en la respuesta. Por la cara y por la media conversación que escuchábamos José Luis y yo, entendimos el asunto, y todo quedó al fin en que había que esperar a que  el Ministerio de Asuntos Exteriores Francés, y el presupuesto, lo permitieran. Nos quedamos estupefactos y un poco incrédulos, la verdad, pero nos sentimos importantes, qué caray !. No obstante, había que tener paciencia. Pasaron los meses sin noticias, y cuando ya creíamos que había sido un sueño provocado por algún subidón en algún escenario, volvió a sonar un teléfono, y la misma agregada cultura desde el otro lado del Atlántico nos anunciaba el inicio de los preparativos, una vez confirmado el plácet del Ministerio.

Poco a poco se fueron poniendo las cosas en su sitio, con un tempo más cubano que francés y una organización efectiva y barroca, como en un cuento de Don Alejo Carpentier. La idea del Señor Embajador, un hombre proveniente del mundo de las letras, sensible y culto, se hacía realidad. Se fueron concretando las fechas, el espacio en donde tendrían lugar los conciertos, el protocolo, los desplazamientos, la visita con cena buffet incluída a la Embajada de Francia, también la colaboración de la Embajada de España que acabó financiando conjuntamente nuestra estancia, la visita, con un cocktail exquisito a bordo, a la Fragata Germinal de la Armada Francesa, anclada en el puerto de La Habana en visita de amistad, y una entrañable comida tras los conciertos en la Alliance Française y la Casa de Víctor Hugo, presidida por André De Ubeda y Rosario Parodi Esteva, director general y directora del servicio cultural de la Alliance en La Habana, respectivamente. Irrepetible.

Al margen de la actividad oficial del viaje, tuvimos la suerte de poder alargar nuestra estancia unos días más. Paseamos La Habana y hablamos con la gente, que es lo mejor que se puede hacer, además de observar. Las casas se caen a pedazos y se ven las dificultades, pero nadie habla mal de Cuba. Otra cosa son los gobernantes… A Cuba vas, y vuelves diferente. Si vas con certidumbres y les miras a los ojos, estás perdido; por ejemplo, la visión eurocentrista, blanca y occidental de hacer las cosas se te viene abajo allí al ver su «orden», pero te olvidas de la condescendencia, porque hay algo grande que percibes dentro del caos: orgullo y dignidad en la gente. Las ganas de quejarte por nada se te pasan, por lo menos mientras dura el viaje. Aprendes a no comparar, porque aparte de inútil, no encuentras en tu mundo nada equiparable para establecer una relación equilibrada. No hay palabras para intentar expresar lo que haríamos en Europa con la tercera parte de sus problemas. Te quedas sin argumentos y a partir de ahí empiezas a ver las cosas como son, o cómo suceden. Y entiendes lo que quieren decir cuando hablan de resolver. Descubres que Cuba es diferente porque es única en el continente, contradictoria y original, y que la amas… o la amas.

Carles Carrasco, Junio/ 2012

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